Ya, ya pasó. Lo de Bolivia no nos define. Fue inhumano, dicho por el mismo Bocha Batista. Ahora hay que concentrarse en Uruguay.
Los venezolanos vemos a la Celeste como un rival invencible, un equipo que siempre nos frena en nuestro mejor momento. Pasó en la era de César Farías, cuando los charrúas nos ganaron 0-1 con gol de Edinson Cavani y evitaron que nos metiéramos en el repechaje. Con una de nuestras mejores generaciones. Justamente en el Monumental de Maturín, recinto que hoy se llenará para que los criollos den un golpe en la mesa. Hazlo, Bocha, es el momento perfecto.
En el proceso clasificatorio a Rusia 2018 nos ganaron 3-0 en Uruguay, un baile total. Para vengarnos, los llevamos al calor infernal de Pueblo Nuevo. Creímos que nos vengaríamos, pero no fue así. Otra vez salimos con una postura conservadora. ¿Por qué?
¿Hasta cuándo respetamos a Uruguay? ¿Por qué ellos buscan golearnos de local y nosotros? ¿Por qué nos intimida la garra charrúa? Nuestra garra, totalmente empírica, también existe.
Es una garra de esfuerzo. Es el amor de un país que se paraliza cuando juega la Vinotinto. Es el esfuerzo de 8 millones de venezolanos repartidos por el mundo, que viajan al estadio con más fe que nunca. Es una garra con la que siempre superamos las adversidades, sea cual sea: social, económica o deportiva. Es el compromiso de los periodistas que hacen todo lo que está en sus manos para cubrir con profesionalismo y mucha creatividad a la selección.
Esta selección uruguaya, a pesar de las bajas, se siente superior a nosotros. Hay que ponerle el freno de mano. No será Samuel Sosa de tiro libre, pero Soteldo tiene ganas de comerse la banda izquierda. Esta, al igual que contra Chile, puede ser su noche.
Nuestra garra va más allá de lo futbolístico y es momento de hacerla respetar.
Y si te preguntas ¿por qué la fe? Porque la suerte nunca estuvo de nuestro lado y si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña. Lo que hemos logrado en el arranque de las Eliminatorias ha sido con mucha garra y con mucha fe. Echaos’ pa’ lante, como siempre. Unos vergatarios.
